El bien común

La persona humana nace en un contexto de relaciones sociales sin las cuales no podría existir ni realizarse. Para Maritain1 la sociabilidad no es algo adicional, como para Locke, Rousseau o Kant, que poseen una visión contractual de la sociabilidad. La sociabilidad es un elemento constitutivo propio de la naturaleza humana y de sus aspiraciones.

La inclinación a la vida en sociedad es connatural a la naturaleza humana. Es una inclinación propia del ser humano, como individuo de la especie humana, de naturaleza racional. La persona humana no es un ser aislado ni encerrado en sí mismo. Sólo llega a la plenitud a que está llamada en la medida que se relaciona con los demás. Pero, ¿por qué la persona sólo se realiza como tal si hace de su existencia una donación para los demás? Y también, ¿por qué el desarrollo de la sociedad únicamente tiene lugar en el respeto al bien de la persona? O con otras palabras, ¿qué relación se da entre el bien de la persona y el bien común?

La respuesta a esa pregunta es el intento de esta reflexión en cinco puntos:

El primero -El ser humano, un ser social- es un esbozo de fundamentación de la sociabilidad de la persona humana. El segundo -El amor en la realización de la sociabilidad de la persona- trata de mostrar que sólo sirve a esa realización la relación interpersonal que puede ser designada como amor-prolongación-de-lajusticia. El tercero -Bien de la persona y bien común- pone de relieve la implicación existente entre el bien particular de la persona y el bien común (simul stant et cadunt). El cuarto -El empeño por el bien común y sus raíces espirituales- se centra en la consideración de la responsabilidad de cada persona por el bien común

y, para ello, en la necesidad de una continua conversión del corazón. El quinto -La solidaridad, exigencia y manifestación del bien común- concreta uno de los aspectos de la realización del bien común.